A la mañana siguiente me levanto a las dos de la
tarde, con las voces de muchas personas amortiguadas por las paredes de fuerte
hormigón. Me visto como siempre: camiseta ancha de manga larga y pantalones
vaqueros. Tengo un sabor amargo en la boca, como el que una tiene cuando se
acuesta llorando, que es lo que me ha pasado.
Todo esto es una sobreexplotación de sentimientos que
no sé cómo controlar, Elena se ha hecho más fuerte ahora y solo falta un día:
un puñetero día para que todo esto suceda.
Cuando me termino de peinar, salgo al salón haciendo
que las voces se apaguen de repente y los ojos de los presentes solamente se
fijen en mí.
-Oh, por favor continuad, es lo que siempre
hacéis.-les digo con voz llena de veneno. Ahora estoy cabreada y no sé por qué.
Todos me miran como si estuviese loca y eso no se lo discuto.
-¿Te lo pasaste bien ayer?-me pregunta Luke, pasando
de estar asombrado a tremendamente arrogante
Apoya su brazo en
el respaldo del sofá detrás de él y su ceja derecha se levanta levemente.
Abro el frigorífico como quien no quiere la cosa y
saco una botella de leche y, cuando echo su contenido sobre un vaso, levanto la
mirada y lo miro con desprecio.
-No más que todos vosotros, que se supone que debíais
estar buscando a Elena, pero estabais aquí comiendo comida china.
-¿Estás insinuando algo?-pregunta Caden con aire de
ofendido. Su mano pasa a estar sobre su pecho y sus cejas se arquean hacia
arriba.
Niego con la cabeza y rizos de mi cabello caen sobre
mis ojos.
-No lo insinúo. Lo digo-me encojo de hombros-. ¿Qué
más da que Elena haya hecho un ritual para ser más poderosa? ¿Qué más da que
ayer una sombra me atacase? ¿Qué más da nada, si ya sabemos que nos van a
derrotar?
Aubery se pone en pie.
-Alto, fiera, ¿qué has dicho de qué hechizo?
-¿Y cómo que te atacó una sombra y no lo
sabíamos?-pregunta también su novio, pero este se queda sentado con su cuerpo
medio girado para verme la cara.
Sonrío.
-Con que ahora os preocupáis por mí. Bien…-les cuento
todo lo que sucedió ayer, pasando por alto en dónde estaba cuando la sombra me
atacó, pero sí relatando a la perfección lo que me dijo-.Y eso es todo, ahora
ya podéis poneros de los nervios como siempre, yo me voy a dormir.
-¿Dormir? Son las dos de la tarde, tú te vas a
entrenar.-Luke se pone en pie de un salto y se interpone entre la puerta del
pasillo y yo. Sus manos intentan tocarme, pero me aparto con rapidez.
-No, ahora voy a entrenarme a mi manera. Necesito
estar descansada para poder echar fuego y matar a las sombras.-digo con aire de
superioridad.
Luke parece echar humo por las orejas.
-Oh, no.-Caden se pone en pie-.Otra vez no…
-¿Qué mierda pasa contigo? Desapareces así por así de
la noche a la mañana y llegas a las tantas de la noche, te despiertas tarde y
ni siquiera nos dices que has estado a punto de morir. ¿ESTAS LOCA?-su voz se
calma un poco cuando me dice-: Cali, tienes que confiar en nosotros, sino nada
de esto va a funcionar ahora en adelante.
-¿Adelante?-mi voz suena hueca y mi risa es amarga-.Ya
no hay más adelante, Elena ha ganado y las sombras también. Se las ingeniarán
para involucrarme, que es lo que siempre hacen los malos y vosotros tendréis el
primer pase para ser destruidos. Lo mejor es que os marchéis ahora.
Luke suelta un suspiro y me agarra de la mano con tal
fuerza que no soy capaz de soltarme de él. Me arrastra por medio del pasillo
hasta su habitación, que es la siguiente a la mía y una vez allí cierra la
puerta con cerrojo con su mano libre y cuando termina, me empotra contra ella
para estar entre él y el pomo que tanto daño me hace a la espalda.
Luke levanta el dedo y me señala con él, su otra mano
no afloja el agarre de mi muñeca. Creo que se está volviendo lila.
-Tú...-me dice con voz calmada. Sus ojos están que
arden en llamaradas azules, creo que de rabia. Por un momento tengo ganas de
gritarle, pero otra parte de mí está tan asustada por todo lo que me está
pasando que le encantaría vivir el día que le queda entre sus brazos, aunque
sea una sensación muy pequeña-.Debería gritarte, decirte que eres una estúpida,
imprudente y malcriada que solamente piensa en sí misma y no confía en sus
amigos; una chica dispuesta a morir por los demás aunque esté tan cabreada que
prácticamente no sabe qué sentir… pero no puedo ¿vale? No puedo gritarte y no
puedo dejarte y ver como mueres.
Su voz se ahoga y creo que de sus ojos salen lágrimas.
¿O son de los míos? Porque empiezo a ver borroso y su cara se ve difuminada.
-¿Sabes por qué?-me pregunta Luke, siguiendo con su
discurso-.Porque te quiero, me haces tener dolores de cabeza que no sabía que
existían, no sabía lo que sentía por ti hasta que no te vi y pensé que te
habías ido para siempre… para siempre. Te quiero. No me importa que estés
enfadada conmigo, porque que sientas eso significa que aún estás aquí y que tus
ideas suicidas no han acabado contigo.
No digo nada simplemente porque no sé qué decir, Luke
es el único que es capaz de derribar todos los muros que tengo a mí alrededor
con unas simples palabras que harían tener a cualquiera, ganas de matarlo.
Intento hablar, pero de mi boca no sale ningún sonido más que un gemido: sigo
llorando. Luke se aparta con la expresión de quien le han pegado un bofetón, él
se esperaba que dijera algo como que yo también lo quiero, pero no lo sé, no
puedo permitirme hacerle esto cuando le hice prometer a Sam que mañana tendría
que matarme si nada de esto salía bien.
Mi mente va por detrás que mis articulaciones. Luke
está en la mitad de su cuarto, que está organizado de la misma forma que el
mío, salvo porque él tiene pósteres en las paredes y una guitarra en la esquina
izquierda, al lado de la ventana. Me acero a él casi corriendo y alargo los
brazos para agarrarme a su camisa y darme el impulso que necesito y alcanzar
sus labios entre todo este mar de confusión. Sus labios me reciben, suaves y
cálidos como la última vez que ellos me besaron a mí, pero no es suavidad lo
que yo busco ahora mismo. Las manos de Luke no pasan por mi pelo, sino que se
agarran a mi cintura con dureza y me acercan a él todo el espacio que nos
quedaba. No puedo decirle que le quiero, porque eso no lo sé, pero sé que
siento algo por él que nunca antes había sentido por alguien.
Mis pasos suenan sobre las hojas mojadas, la nieve
acaba de derretirse esta misma mañana y el sitio está más que resbaladizo en
esta zona. Agarro de la mano a Aubery mientras nos encaminamos a la fosa de la
ciudad, según Aubery este es el lugar en el que antiguamente quemaban a las
brujas de la ciudad.
-Este debe ser el lugar ¿no?-la voz de Aubery parece
buscar algo, como si de verdad estuviese desesperada-.Según lo que el espíritu
le dijo a Cali, es “donde empezó todo”. Aquí fue en donde murieron ¿y si este
lugar sirviera de reliquia para el hechizo? En nuestros hechizos siempre
necesitamos algo de esas personas a las que queremos hechizar. Aquí seguramente
estén sus rabias por morir, eso es lo que les hizo volver en un sentido y les
hará volver mañana.
Todo lo que ella dice tiene sentido, aunque esté a
punto de perder los estribos, seguramente porque Cali no parecía muy amable
hace media hora, cuando desapareció con Luke. Después de eso Caden nos mandó a
todos fuera de la casa, a buscar a Elena, que ahora parece ser mucho más
poderosa de lo que ya era antes.
Mis manos se ponen en los hombros de Aubery y le
ejerzo presión sobre ellos, para intentar calmarla lo máximo posible.
-¿Y si te calmas? Buscaremos tranquilamente, Caden y
Connor están en el bosque, nosotros encontraremos…lo que sea que estemos
buscando.
Aubery sonríe, pero es solo un momento, antes de
revolverse y mirarme fijamente. Sus ojos están cristalinos, como si tuviese
ganas de llorar, no la culpo. Sus labios se abren levemente.
-¿Crees que lo conseguiremos? Los espíritus son muy
poderosos.
-Claro que sí.-le agarro la barbilla
suavemente-.Nosotros tenemos a un escuadrón de cazadores, dos brujas y tres
hombres lobo… y a Connor.
Eso parece hacerla sonreír. No me privo del mero hecho
de no besarla, porque ya me moría de ganas por hacerlo. Sus labios al principio
se quedan quietos, pero después se relajan y sus manos pasan a estar sobre mis
hombros.
-Será mejor que busquemos.-digo entre beso y beso.
-Sí…
Me separo de ella, pero mis manos están sobre las de
ella, ni en un momento he tenido el pensamiento de soltarla.
El lugar parece más que desierto y abandonado, con una
“casa” o lo que quiera ser eso en la parte izquierda. Todo está rodeado por una
verja metálica y a ambos lados de nosotros hay montones y montones de basura,
ahora creo que esto se utiliza como un pequeño basurero. Lo ilógico es que no
huele a mierda, sino que no huele a nada. Nos adentramos por medio de la
chatarra de nuestra derecha. Aubery me suelta la mano para agacharse y tocar
algo negro que hay en el suelo, parece gasolina seca.
-Sangre…-dice Aubery. Cuando lo dice agudizo mi
olfato, es verdad que aquí apesta a sangre, es como estar en un matadero-.Es
sangre de buja, lo sé por este color negro que solamente poseen algunos, por
una herida o por envenenamiento…
Se levanta de un salto y corre hacia delante. La sigo
inmediatamente y no me es difícil alcanzarla. Cuando me transformé en hombre
lobo estaba siempre enfadado, ya fuera conmigo mismo o con los demás, siempre
encontraba algún motivo para romper cosas y tirarlas por la ventana cargándome
el cristal. Mis padres pensaron que era la fase rebelde de ser adolescente,
porque ellos no saben que soy mitad lobo: y nunca lo sabrán.
-¡Mira esto!-Aubery señala al suelo, en donde hay
mucha más sangre negra y un cuchillo con empuñadura de metal-.Aquí es donde se
hizo el primer hechizo… y ahí están los hechizos.
Hay un papel debajo del cuchillo, con letras extrañas
y símbolos más que raros.
-¿Qué significa?-pregunto señalando las palabras que
hay escritas con tinta negra.
-Es el idioma de los brujos, mi madre me hizo
aprendérmelo cuando tenía cuatro años, pero se me está pasando un poco.-se lo
guarda en el bolsillo del abrigo y mira a todos lados-.Tenemos que irnos a casa
ahora, Elena no habrá olvidado esto por casualidad, estará preparando todo esto
para mañana.
Me empuja con ambas manos y juntos, salimos de nuevo
de la fosa y, a medida que lo hacemos, siento que la sensación de frío y de
muerte me acecha por las espaldas.
-¿Para qué vamos a venir aquí si ya están de nuestro
lado?-Connor vuelve a ponerse pesado con el tema de que yo quiera venir a
hablar con los cazadores. sus ojos se salen prácticamente de sus órbitas y sus
manos no paran de darme golpecitos sobre mi brazo. Connor me cae bien, pero se
pone pesado muchísimas veces.
-No personalmente.
Es lo último que decimos antes de que la puerta se
abra y el señor Smith, con expresión de cabreo, nos reciba como si nada. Puedo
oler a alcohol en él, y a metal: lleva cuchillos y dagas encima. Su expresión
interrogante es más que suficiente para decirme que no nos esperaba, sobre todo
a mí.
-¿El señorito Hamilton en persona? Siempre pensé que
uno de los dos vendría a pedir clemencia por algo, pero no tú Caden, no tú.
-Ya, dejemos atrás la lista de accidentes que mi
hermano ha causado en el pasado.-señalo con una mano dentro de la casa-.
¿Podría permitirme pasar… a los dos?
Connor alza la mano en forma de saludo y una sonrisa
se dibuja sobre su rostro, pero la borra cuando el señor Smith lo mira con
expresión de pocos amigos.
-Sabes que voy cargado hasta el tope además de tener
un arsenal de armas en mi sótano, dame una razón de imprudencia y todas irán en
contra de los dos.
-Yo solo quería ir a por comida-se queja Connor cuando
pasa al interior de la casa.
Nos quedamos de pie en la entrada, con un espejo a mi
derecha que refleja mi figura nada cómoda y segura como aparento estar más de
una vez. Me cruzo de brazos y obligo a mi cara volverse más dura.
-¿Y a qué se debe vuestra visita?-el señor Smith abre
sus brazos y su sonrisa se vuelve amarga, no me parece el mismo que vi el otro
día obligando a sus amigos a no matar a Cali.
-Quiero que se unan a nosotros.-le digo.
-¿Acaso no lo estamos ya?
Carraspeo nervioso.
-No en esto (que es lo principal ahora) sino para
siempre, no quiero seguir teniendo disputas entre nuestras especies, aunque
creamos que somos amigos, somos de los que nos apuñalamos por la espalda-me
pongo más nervioso aún y cambio mi postura y apoyarme en el otro pie-. Luchad
con nosotros y prometo ser vuestro aliado.
-¿Contra qué?-el señor Smith ahora parece sorprendido,
aunque no quiera admitirlo.
-Contra los peligros de verdad, no con perseguir a
hombres lobo que se muerden unos a otros ni con vampiros que matan a personas
sin querer por tener más hambre de lo habitual…no. Cosas como estas, como las
que están a punto de suceder.
Esta idea me parecía mejor en mi mente, ya que ahí las
palabras no están tan desordenadas como las he colocado hace un momento.
Incluso Connor, que ya sabía a qué venía, se queda con la boca abierta.
-¿Pretende ser nuestro aliado, Hamilton?-pregunta el
señor Smith.
-Pretendo ser vuestro amigo, ayudaros en las misiones
que tengáis de alto peligro y demostrar que no somos nosotros los animales
aquí.
El señor Smith se pone la mano bajo la barbilla y
parece pensárselo un momento. Miro a Connor de reojo que se está mordiendo las
uñas más que incómodo.
-Tienes que estar muy loco para venir aquí y pedirme
esto, muchacho-me dice medio sonriendo-. Pero… está bien.
Connor suelta un grito de triunfo y se calla cuando el
señor Smith y yo mismo le lanzamos una mirada de reproche. Cuando mi mano se
cierra alrededor de la de mi nuevo aliado, la sensación de frío y de soledad ya
me abandonan, como si esto fuese lo primero que debería haber hecho desde hace
mucho tiempo.
PD: Siento mucho la tardanza. Y espero que estéis disfrutando los capítulos porque pronto llegará al final.