martes, 17 de junio de 2014

Capítulo 31

Llaman a mi puerta y me levanto de la cama con los ánimos por los pies, que van arrastrando y llevándose todo el polvo que hay en el suelo. Anoche dormí como un tronco gracias a la pelea con los vampiros en su local, se puede decir que les ganamos gracias a mí, pero no sé si eso es bueno; a ver, estoy contenta pero molida a la vez, me metí en un lugar infectado de gente que quería matarme y arrastré a Aubery conmigo. En estos momentos no sé si soy la heroína que tengo que ser. Porque es eso: tengo que salvar a gente, a mucha gente, pero no sé cómo hacerlo.
Cuando abro la maldita puerta, Luke está detrás apoyado en el marco como si nada y ojeando una revista que parece ser de cotilleos.
-¿Es que no pensabas entrenar? Son las once de la mañana. Me estoy replanteando ponerte un horario para que así no hagas lo que te venga en gana.
Pongo cara de pocos amigos y me cruzo de brazos, en estos momentos no me importa tener un aspecto deprimente de “recién levantada”.
-Sigue así y serás uno de esos instructores a los que todos les cogen manía.
-Imposible, todo el mundo me ama.
Paso por su lado ignorándolo por completo.
-No todo el mundo.-murmuro para mí.
-¿Sabes que además soy un súper lobo, verdad? Puedo oírte.
-¿No me digas?-le digo.
Pego un brinco cuando en el salón veo que hay colgado del techo un saco de boxeo que puede ser tan alto como yo pero mucho más ancho y pesado. Tuerzo la cabeza para ojearlo desde otro ángulo, tiene trozos de celofán negro por casi todos lados.
-¿Qué mierda es esto?
-¿Esto?-Luke se pone a mi lado y señala el saco-.Es tu nuevo instructor, Caden se ha ido a hablar con su jefe por lo de la tienda y yo me voy a registrar el perímetro por si aparece Elena.
-Si no la habéis encontrado antes, ¿por qué ahora?
Luke se encoge de hombros.
-Porque tiene que ser así, los buenos siempre ganan.
Empiezo a recordar el día anterior en donde yo quemé el piso del local de los vampiros, también recuerdo a las sombras diciéndome que si no son ellas las que destruyan esta ciudad, seré yo por no ser capaz de controlar mis poderes.
Me entra un escalofrío.
-Ya no estoy segura de quiénes son los buenos en esta historia.
Luke me agarra del hombro que ayer estaba tan magullado y descubro que me sigue doliendo un poco.
-¿Qué te pasa? Parece que te hubiesen quitado todo el positivismo de encima.
Suspiro y me obligo a sonreír.
-Que odio tener hambre, eso es todo.

Ya estoy sola y empiezo a darle patadas y puñetazos al saco de boxeo que tanto pesa. Me imagino que son todos mis problemas y le arreo tan fuerte que soy capaz de moverlo un poco, no me importa hacerme daño si el caso es entrenar para volverme más fuerte.
Pienso en todo lo que está pasando: las sombras se quieren despertar del todo y para eso me necesitan por mi poder, si acepto destruirán todo esto; por otro lado si no acepto, seré yo la que lo destruya. Elena me ha mentido todo este tiempo haciéndose pasar por casi mi mejor amiga desde que tenía diez años. Solo faltan siete días para que todo eso suceda, necesitamos matar a Elena o sino, tengo que morir yo, cosa que no es tan mala ya que yo ocasiono la muerte de muchas personas en ambos casos. También tenemos que ahora los vampiros quieren verme muerta por la destrucción de su club, tengo que decirle a todos que les he mentido y que he ido a hablar con los cazadores y estos no saben que no lo saben… Sí, se puede decir que tengo muchos líos en los que pensar.
Llaman a la puerta y Connor aparece vestido con una camiseta de cuadros rojos y negros y unos vaqueros oscuros con unas zapatillas negras. Me saluda con la mano y cierra la mano.
Le doy otra patada al saco de boxeo y lo consigo mover más que antes. Estoy que chorreo de sudor y tengo tan calor que creo que es por el fuego que tengo dentro y lo cabreada que estoy sin saber.
-¿Cómo estás?-me pregunta Connor-. ¿Te has visto? Porque estás horrible.
Eso consigue llamar mi atención y me paro en seco.
-¡Dios mío Cali!-me señala las manos y sus ojos verdes se abren como platos-.Tienes que curarte eso ahora mismo. Ven.
Connor me empuja hasta la cocina y una vez allí me pone las manos debajo del chorro de agua fría. Escuece. Se me ha olvidado ponerme las vendas en las manos y ahora mis nudillos están que chorrean sangre, no me había dado cuenta hasta ahora, ni siquiera había notado el dolor.
-Está bien.-le digo sin importancia. Connor me pone una servilleta sobre los nudillos y empieza a quitarme el agua de la piel. Ahora sí que escuece.
-No, no lo está. Puedes dejar de hacerte esto ¿sabes, Cali? Como si todo fuese culpa tuya, cuando no lo es.
Intento buscar sus ojos verdes, pero tiene la cabeza agachada.
-¿Qué quieres decir con que no es culpa mía?
-Pues que nada de lo que está pasando es por tu culpa, así que deja de actuar como si el mundo se estuviese desmoronando.
-Pero es que todo es culpa mía ¿vale? Yo… la explosión del otro día fue por mi culpa y creo que ya lo sabes, siempre que me enfado algo malo pasa. Cuando me pongo nerviosa, cuando quiero ayudar… Simplemente soy un estorbo, no sé para qué estáis buscando a Elena si ya sabéis que quien tiene que morir soy yo.
Connor deja la servilleta en la encimera y me mira enfadado por primera vez en todo el tiempo que le conozco.
-Estás de coña. Aquí nadie tiene que morir salvo los malos, por eso estamos aquí.-hace una pausa y después dice-: Sí, hiciste que Nate y Caden se quedaran sin trabajo ¿y qué? Eso apestaba, nadie compraba nada, en parte les has hecho un favor.
>>Cada vez que ten enfadas haces explotar cosas o quemas a gente o cosas, eso le pasaría a cualquiera pero tú lo acabas controlando ¿sabes por qué? Porque hay algo que te sirve de ayuda y solo tenemos que encontrarla.
Miro a Connor a los ojos y no puedo evitar pensar que él es el más valiente de todos. Cuando se enteró que su amigo era un hombre lobo seguramente no se le vino abajo el mundo como a mí cuando me enteré que yo era una bruja, seguramente él sea la ayuda de Nate.
-¿Cómo lo haces? No volverte loco.
-Al principio pensé que todo est era de locos y casi ni salí de mi habitación en una semana.-me dice con los ojos llenos de recuerdos. Después sonríe-.Pero un día me dije que había gente sufriendo por hambre, guerras, pobrezas… y me dije: nuestro problema no es tan malo, vale sí, mi amigo es un hombre lobo ¿y qué?
-¿Y qué me dices de lo de ahora?-le pregunto.
-¿Unas viejas que quieren volver a la vida por venganza? Pss, no se acerca ni a la suela de mis zapatos.-me pone una mano en el hombro-.Lo vamos a conseguir, ¿vale? Te lo juro.
Dejo escapar una risa, no sé si es porque sé que no me lo creo o porque se me pega un poco de su seguridad; en todo caso dejo que me abrace.
-Oye, ¿tú no tenías que llamar a tu tío todos los días?-me pregunta Connor con voz hueca debido a que tiene la cara entre mi cuello y mi hombro.
Me separo de él y me subo a la encimera de un salto.
-Él es la única persona que sabe si estoy bien o mal, ¿de verdad crees que se va a creer que aquí no ha pasado nada malo? No quiero que se haga ilusiones.
Llaman a la puerta de nuevo y voy a abrir casi corriendo. Me sorprende ver que detrás de la puerta no es nadie a quién no haya visto más de dos veces.
-¿Señor James?-pregunto con el ceño fruncido.
Así es, es el señor James, el orientador del instituto y a cuyas citas he asistido dos de unas pocas más. Está vestido diferente, de día normal, con vaqueros y una chaqueta vaquera. Su barba castaña ahora es más abundante y puedo ver ojeras bajo sus ojos, como si no hubiese dormido en días.
-Por favor, llámame James.
-¿Qué hace usted aquí?-le pregunto ignorando su último comentario.
El señor James sonríe y por un momento se le ilumina la cara pálida llena de pequeñas arrugas.
-Antes de contestar las preguntas que seguramente son muchas que tengas planeadas hacer, ¿puedo tomar un trago de agua? Estoy que me muro de sed.

-¿Te has planeado matar a ese tipo? Caray, es más insoportable que tú y eso es mucho.
Salgo de lo que antes era la tienda de música de Caden, seguido por él mientras su jefe nos grita como si fuésemos simple basura. Según él la explosión no sucedió así por así, cosa que es cierta, pero que no podemos admitir.
-¿Quieres que hablemos de cosas insoportables o de irritantes? Porque así puedo preguntarte a qué mierda estás jugando.
Mi hermano me pone una mano sobre el hombro y hace que me cantee de cara a él con ferocidad, como si hubiese estado esperando este momento para hacer esto, sea lo que sea.
-¿Qué quieres decir?-pregunto arqueando una ceja.
-Pues eso: ¿a qué mierda estás jugando con Cali? Luke, ahora no tienes tiempo de hacer lo que te venga en gana, no cuando de verdad la necesitamos y ella nos necesita a nosotros.
-¿Estás insinuando que estoy jugando con Cali?-inquiero apartando la mano de Caden de un manotazo.
Caden se cruza de brazos.
-¿Y qué estás haciendo si no? Primero la besas (sí, lo escuché) y después la tratas como a una estúpida por aportar ideas geniales. Muy bien, ese sí que es un plan para conquistarla.
Abro la boca pero vuelvo a cerrarla sin nada que decir, por un momento me he quedado en blanco pensando qué respuesta razonable puedo decir. No sé qué es lo que siento, no sé si estoy enamorado de ella o simplemente estoy jugando con ella como hago con casi todas. Ninguna consigue llamarme la atención lo suficiente, pero Cali es diferente, ella consigue llamarme tanto la atención que casi solamente pienso en ella todo el tiempo.
-¿Qué es eso?-Caden señala detrás de mí. Cuando me canteo veo a lo que se refiere: el sheriff y su hijita Sam se encaminan en dirección al bosque.
Intercambio una mirada con Caden y, antes de que ninguno diga nada, nos encaminamos a seguirlos.
Andan deprisa, más que cualquier humano corriente, ya que los cazadores se entrenan mucho para ser casi igual de rápidos que sus oponentes (brujos, hombres lobos y vampiros) y también ser igual de fuertes. Pero claro, para eso utilizan más las armas. Ellos son como los que nos mantienen a raya, los que hacen que no existan disputas entre nuestras especies y se encargan de perseguir y después matar a cualquiera que incumpla las normas; luego están los cazadores furtivos (así es como los llamamos algunos) que se encargan de matar a cualquiera por ser como es ya que somos abominaciones y no somos más que bestias.
Llevamos mucho tiempo andando detrás de ellos dos cuando llegamos a los límites de nuestra zona y su zona. En el mismo descampado en donde Cali hizo el fuego a nuestro alrededor están ellos ahora, pero los podemos ver escondidos detrás de los árboles gracias a nuestra visión. También podemos escucharlos a la perfección.
-¿Estáis seguros de que hemos mirado por todos lados?-pregunta en esos momentos Sam-, porque solo faltan siete días y si no aparece ahora va a ser demasiado tarde.
-Puede que no sea a ella a la que tenemos que buscar, sino a las sombras, ellas deben de esconderse en algún lado.-dice uno de los hombres que están allí también.
El sheriff carga su escopeta y lo mira con los ojos entrecerrados.
-¿De verdad Jeff? A las sombras no se las puede matar a no ser que tengan cuerpo para atravesarlas. Nos las apañaremos ahora buscando a la bruja y después, combatiremos con ellos.
Unas voces difusas se alzan
-¿Con ellos? Pero si no hace nada que se colaron en nuestro recinto.
-¿Y qué queréis que le hagamos? Ya escuchasteis a la otra, si no las paramos matarán a todo el que se le ponga por delante y ningún cartel de “Está abandonando Ravensfox” las detendrá para matar a toda la población mundial. Son poderosas, por eso poseen los elementos de la naturaleza.
Miro a Caden de reojo, que está igual de atento y confuso como yo mismo. Vuelvo mi mirada hacia los cazadores que están preparando sus armas.
-Pues entonces que lo haga aquella chica, porque ella también posee el poder de uno de los elementos ¿no?
-Es una chiquilla.-le responde el sheriff-. ¿De verdad estamos cayendo tan bajo amigos? Se supone que hacemos esto para proteger a la gente pero también a las otras especies, ¿y si fuese tu hija, eh? No dirías lo mismo.
Entonces todos se callan y se cantean para caminar en lado contrario a nosotros. Cuando los veo desaparecer me dejo caer en el suelo con la espalda apoyada en el árbol y miro al cielo que se está empezando a nublar.
Caden se pone en pie. Parece que está sonriendo, pero a mí no me hace ni pizca de gracia. Parece ser que alguien me ha mentido

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