Dejo el vaso de agua sobre la mesa y me siento en el
sillón al lado del señor James, que parece muy tranquilo a pesar de tenernos a
Connor y a mí en ascuas.
Connor no deja de pasarse las manos por sus
pantalones, nervioso. Me lanza miradas de vez en cuando y vuelve sus ojos al
señor James de nuevo, acusándolo por no haber dicho nada desde que entró en
casa.
-¿Cuánto tiempo hace que lo sabes, Cali?-el señor
James por fin habla, pero no es lo que me imaginaba que iba a decir.
Empiezo a tartamudear, pero no sé a qué se refiere.
-De lo que eres.-me responde el orientador.
-Desde hace pocas semanas, ¿cómo lo sabe usted?
Me inclino hacia delante porque estar sentada tan
recta hace que me duela toda la espalda. Connor también parece hacer lo mismo
que yo y ambos miramos al señor James a los ojos. Él no parece notarlo.
-Iba con tus padres al instituto ¿sabes? Casi se puede
decir que tu madre y yo éramos uña y carne.
-¿Es usted un brujo?-pregunta Connor.
El señor James sonríe.
-Así es, uno de los más influyentes si se puede
decir.-suspira-.Pero no es a por mí por lo que he venido a hablar, sino por ti, Cali.
Vuelvo a balbucear.
-¿Por mí, por qué?
-Tú tío está preocupado por ti y me ha mandado para
venir a verte, le prometiste que le llamarías todos los días y no lo han hecho
ni una sola vez.
-¿Es usted el amigo de Chris? Pero yo pensé que vivía
aquí.
El señor James vuelve a sonreír y se bebe de un trago
el resto del agua que quedaba en el vaso. Quiero preguntarme muchas más cosas,
pero mi cerebro va procesando toda la información.
-No vivo aquí, estaría loco si lo hiciese (sin
ofender), pero me encanta trabajar aquí, ya que puedo ayudar a cualquiera.-deja
el vaso sobre la mesa y vuelve a decir-: ¿Por qué no lo llamas? Tu tío está que
se sube por las paredes, puede ser que yo también esté anticuado, pero creo que
una llamada no va arruinarte.
-No he podido en todo este tiempo.-miento.
-Soy psicólogo, ¿de verdad crees que no sé cuándo
mientes?
Suelto un suspiro.
-Bien, no quería hacerle sentir peor ¿vale? Él ya ha
sufrido bastante como para que se entere de todo lo que está sucediendo.
-¿Y qué es lo que está sucediendo?
Miro a Connor que asiente con la cabeza. Le cuando al
señor James todo, desde que las sombras han estado persiguiéndome hasta que
necesitamos encontrar a Elena para que todo esto termine. Cuando termino de
contárselo, no puedo parar de pensar en el último día que lo vi, en su oficina,
hablando por teléfono.
-Ahora que sabes todo, ¿quién es Cameron? Usted sabía
lo que yo era, pero no me lo dijo.
-A eso me refería con un de los brujos más influyente,
yo y otros brujos u seres sobrenaturales somos los profesores de un instituto
en donde se enseñan a controlar tus poderes. Cameron es el director de ese
instituto.
Empiezo a pensar en ir a ese instituto, en que mucha
gente me ayudaría a centrarme en controlar mis poderes, debería estar bien para
variar. A pesar de que Connor me ha confirmado que yo tango una ayuda especial
por parte de algo que me hace controlarme, aunque sea tarde.
-¿Y ha venido solo a decirme por qué no llamo a mi
tío?
El señor James arquea una ceja.
-Eres muy lista Cali, ya sé a quién sales. He venido a
deciros que estoy con vosotros, lucharé a vuestro lado en esta lucha.
Connor casi se cae al suelo cuando escucha eso.
-¿De verdad?
-¿Piensas que estoy mintiendo después de hacer ciento
cincuenta kilómetros, chico?
Yo también me quedo pillada cuando le escucho decir
que él luchará con nosotros.
-¿Qué podes tiene usted, si puedo preguntárselo?
El señor James niega con la cabeza.
-No tengo ninguno, solo poseo la capacidad de hacer hechizos y demás. Le pasa a muchos, no es de extrañar.
En estos momentos, no sé si el señor James me da envidia o me siento afortunada de mi poder.
Connor está tumbado en el sofá con los ojos fijos en
las vigas del techo. Su pecho sube y baja suavemente y eso es lo único que me
indica que está vivo, ya que sus ojos ni se mueven ni un milímetro. Su mano
está en su frente y se la frota levemente con expresión cansada.
Yo estoy sentada en el sillón, con la barbilla apoyada
en las rodillas abrazadas por mis manos. Ni siquiera me he levantado a despedir
a nuestro orientador del instituto, me he quedado congelada.
La puerta se abre con un ruido y choca contra la pared
de lo fuerte que la han empujado. Connor y yo nos ponemos en pie como si nos
hubiesen tirado un cubo de agua fría. Luke y Caden aparecen y el primero no
tiene tan buena cara.
-¿Qué pasa?-pregunta Connor.
Caden se adelanta y lo coge del brazo.
-¡Es que no pensabas contárnoslo!-grita Luke en esos
momentos. Está andando en círculos con la misma expresión que un psicópata. Me
mira a los ojos y me siento en el sillón asustada.
-Oye Connor, ¿no nos están llamando?-Caden empieza a
retroceder lentamente con los ojos fijos en su hermano.
Connor se va corriendo y antes de desaparecer dice:
-Sí. Yo creo que sí.
La puerta se cierra detrás de Caden que, antes de irse
me hace un gesto con el dedo gordo alzado. Creo que me estaba intentado dar
buena suerte. Yo solo puedo pensar que son unos cobardes al dejarme aquí sola
comiéndome todo el marrón; aunque, mirándolo de otro modo es todo mi culpa, yo
sabía que se iba a poner así.
-¿Vas a contestar?-me pregunta Luke con el mismo tono
que antes.
-¿Qué quieres que te diga? Ya lo sabes, sino te lo he
dicho habrá sido por algo. Mírate, estás hecho una furia.
Me pongo en pie y me cruzo de brazos, estar sentada me
hace parecer más débil.
Luke descuelga el saco de boxeo con una sola mano y lo
tira al suelo como si fuese un simple saco vacío.
-¿Cómo quieres que no lo esté? Cali, me prometiste que
no lo harías.
-Pero es que necesitábamos ayuda ¿vale? Y ellos han
accedido, desgraciadamente no los vampiros. Pero una ayuda es una ayuda.
Si antes Luke estaba enfadado, ahora es él el que echa
fuego por las orejas.
-¿Fuiste a hablar con los vampiros? ¿Pero tú estás
loca?
Me echo hacia atrás y agradezco que entre nosotros
haya un sofá.
-Eso es otra cosa, no me lo eches en cara. El caso es
que gracias a mí los cazadores van a ayudarnos, ¿no es eso lo que cuenta?
-No, lo que cuenta es que actuaste a nuestras
espaldas. No confías en nosotros, eso hace que te expongas a ti o a nosotros en
peligro, como si no tuviésemos los recursos suficientes.
-¿Me estás llamando irresponsable?-mis ojos tienen
ganas de llorar, pero sé que no es por tristeza sino por impotencia a no saber
cómo defenderme. Ahora me acuerdo del otro día en la azotea; sus manos sobre mi
cintura… eso ahora queda muy lejos.
-No es eso lo que estaba intentando explicarte-dice
Luke como si se hubiese dado cuenta ahora-.El caso es otro, Cali.
-No, el caso es que vosotros sabíais lo que me pasaba
desde el principio y dejasteis que creyera que me estaba volviendo loca, ¡os
estabais burlando de mí! Y no digas nada irresponsable, porque tu segundo
nombre es ese.
Luke se acerca a mí y sus manos quieren tocarme, pero
me aparto corriendo y me pongo entre la puerta del pasillo y el sofá, ya con
las lágrimas a medio camino.
-No, ahora vas a escucharme. No entiendo cómo puedes
hacer esto, ni siquiera cómo tienes el valor de hacerme esto, primero tú me
besas y después me tratas como si fuese tonta, vuelves a besarme y ahora me
gritas por intentar salvar nuestras vidas. ¡Porque es lo que estaba haciendo!
Decide qué quieres, porque esto se está acabando.
-¿Qué es eso?-le pregunto a Eric cuando llegamos al
claro del bosque. Estamos en una nueva zona que no hemos rebuscado antes, al
lado de un río en donde el agua corre deprisa y sin rumbo, libre.
Eric está agazapado como un león en la hierba
aún congelada por culpa de la nieve, los momentos de frío son los peores para
cazar, si tienes que hacerla. Te impide correr rápido, ser sigiloso además de
hacer un frío de la leche. Por eso me encantan los seres sobrenaturales, sobre
todo los vampiros; viven para siempre y, su único precio es que no puedes ver
la luz del sol y solamente te alimentas de sangre.
-Creo que es sangre, pero está más que seca.-se pone
en pie y se restriega las manos en los pantalones. Se cantea a mirarme y me
saca sus siempre sonrisas que tiene para mí, es una de las cosas que no me
canso de ver, me considero egoísta por ello.
-¿Sangre?-repito-. ¿Sabes de qué es?
-No estoy seguro, puede que de un humano pero podría
ser también de animal, no lo sé.
Me acerco a él y le tiendo una mano, él me la coge sin
pensárselo y empezamos a caminar al lado del río colina arriba.
-¿Qué crees que pasará?-le pregunto a Eric después de
un rato. Seguimos agarrados de la mano y seguimos caminando, más por descansar
que por buscar a la bruja, Elena-.Si todo esto sale mal… ¿crees que seremos
capaces de arreglarlo?
-No lo sé. Puede que no, que estemos ya condenados y
nuestro tiempo libre lo estamos desperdiciando-se ríe-.Es solo una broma, no
me mires con esa cara. Sí, seremos capaces de arreglarlo todo, eso es a lo que
nos dedicamos ahora ¿no?
Asiento pensativamente mientras miro detrás de
nosotros, hacia el río que parece no tener final.
-¿Cuándo recibirás tu marca?-me pregunta Eric
pasándome la mano por el hombro y acercándome más a él. Nos paramos en seco y
me cantea para mirarlo a la cara. No soy bajita y eso me gusta, por eso hay
veces que me pongo tacones, para ser igual de alta que los hombres y así tener
la misma autoridad (más o menos).
-Puede que mañana o pasado… no lo sé.-me arremango la
camiseta del brazo izquierdo y señalo la parte del antebrazo que se une al
codo-.Aquí, es donde la tenía mi abuela. Será solo una marca, depende de en qué grupo de cazadores esté será diferente.
-Marcada con tinta negra.
Asiento despacio.
-Se está haciendo de noche-me dice Eric-. Será mejor que nos marchemos cuanto antes de aquí, este sitio no me da muy buena espina.
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