viernes, 9 de mayo de 2014

Capítulo 26

No sé si es porque lo aparté o por el asunto que tengo que contarles lo que hizo que Luke se saltara dos semáforos en rojo y superase el límite de velocidad. Mientras él parecía un psicópata al volante yo llamaba a Aubery y a Connor para decirles que se reunieran con nosotros en la tienda de música Vinyl Rolling.
Cuando llegamos el silencio sepulcral entre Luke y yo seguía estando presente como una tercera persona. Ni siquiera aún puedo mantenerme en pie por los nervios que me han entrado en esos momentos. Sus manos sobre mi pelo, mis mejillas, mi cintura… basta Cali, céntrate en lo que es importante si no quieres cagarla como de costumbre, tenemos que centrarnos en lo importante que es que dentro de diez días es la luna llena y aún no sabemos cómo párarle los pies a las sombras. En estos últimos días (quitando el sueño) no me han interrumpido nada, será que tienen algo entre manos, algo que no quieren que se sepa por el momento.
Cuando entramos en la tienda ya están todo allí metidos y una vez dentro, Nate cierra la puerta de cristal con llave y cambia el cartel de “abierto” a “cerrado”, baja las persianas y encienden la luz.
-Tenemos poco tiempo antes de que nuestro jefe vuelva.-nos informa Caden-.Así que date prisa Cali.
Les cuento todo, desde que me encontré en el bosque y de pronto apareció unos muchachos besándose hasta que termina mi sueño. No me olvidé de ningún detalle y cuando empecé a contar lo del beso de la muchacha del espíritu del fuego con el chico de éter no puede evitar mirar a Luke que estaba costribado en la mesa al lado de la caja con expresión sombría.
-¿Cómo se nos pudo olvidar el éter?-dice Aubery dándose golpes con la mano.
-Pero ¿qué quiere decir eso?-pregunta Connor.
Trago saliva.
-Significa que hay otro elemento fuera de aquí, y que seguramente sea Elena, por eso ella pudo llamar a las sombras con el hechizo. ¿Y si se trata de un hechizo de sangre? Según entendí eran como hermanas, puede que sean lazos que las unen y que solo pueden hacer ellas.
-Pero entonces eso significa que no podían haber hecho el hechizo sin ti.-dice Nate sentándose al lado de Aubery y apretándole los hombros.
-No, no tiene el por qué. Puede que cuando hicieran ese hechizo Cali no fuera lo suficientemente poderosa como para poder soportarlo, no ha sido hasta ahora cuando su poder ha empezado a brotar.-Caden se apoya en el mostrador junto a su hermano y se pone la mano sobre la barbilla en pose de pensativa.
-¿A dónde lleva todo esto entonces?-vuelve a preguntar Connor.
Luke se aparta del mostrador y se pone en el centro de la sala rodeado de vinilos por donde quiera que mires.
-A que esta vez van a necesitar tanto la ayuda de Cali como la ayuda de Elena.
Me pongo en pie incapaz de seguir con el tembleque de las piernas. Me estoy descontrolando, mis manos están ardiendo tanto que tengo ganas de llorar no sé si del dolor que me producen o de la vergüenza que siento.
-Pero Elena se fue, no quería quedarse por miedo de las sombras ¿recordáis?
-Cali, te ha estado mintiendo siete años ¿no crees que te pueda volver a mentir?-me dice Aubery con delicadeza.
Vale, ahora tengo ganas de llorar. Debería haber matado a Elena cuando se me puso delante en el callejón, si hubiese sabido por entonces que me estaba mintiendo de nuevo, que ni siquiera las lágrimas que soltaban eran de mentira… Que no hizo esto para ayudarme.
-Bien, entonces tendrá que volver.-digo-.O en el caso de que ya esté aquí, buscarla y cuando la encontremos matarla. Sin ninguna de nosotras no se podrá hacer el hechizo.
-¿Y qué pasa si no la encontramos?-pregunta Caden.
Me quedo muda un momento.
-Si no la encontramos y se nos echa el tiempo encima, siempre podría morir yo.-como si hubiesen encendido otro botón de encendido, los de la sala empiezan a gritar diciendo que es una burrada-. ¡Callaos! Aquí el objetivo es salvar vidas ¿recordáis? Si para ello tiene que morir aunque sea solo una, se hará.
Aubery se pone en pie.
-Ni lo sueñes, vamos a encontrar a Elena y le rebanaremos el pescuezo.
Intento sonreír pero no me sale, en estos momentos tengo un montón de emociones dentro y no sé cuál de ellas elegir. El momento en el que me despedía de Chris, supe que iba a ser la última vez que lo vería porque una parte de mí me decía que no iba a salir con vida de esta, que me había tocado a mí sacrificarme para que todo esto se dejara atrás.
-Entonces debemos empezar a buscar cuanto antes…-digo, pero me callo cuando los cristales de la tienda estallan en mil pedazos y nos vemos todos arrojados al suelo por el estallido. Me caigo sobre un montón de cristales y me los clavo en la palma de la mano, la pierna y todo mi costado derecho. Empiezo a escuchar un pitido por mi oído izquierdo y me lo toco con una mueca de dolor, me sale sangre de él.
Vuelve a producirse otro estallido y miro a mi alrededor, Caden y Connor están detrás del mostrador y Nate protege a Aubery poniéndose sobre ella. En el tercer estallido noto un peso sobre mí y sé que es Luke por el calor que emana de él.
No escucho nada más, salvo un pitido constante. Si esto sigue así no habrá más tienda y se hará añicos encima de nuestras cabezas. Las estanterías empiezan a tambalearse y se caen como fichas de dominó una a una hasta dar contra la pared de la derecha. Entonces cierro los ojos y rezo porque todo acabe pronto. Nunca he sido de rezar, pero creo que esta oportunidad se lo merece.
Luke me agarra por el hombro y cuando abro los ojos todo ha terminado ya. Sigo sin escuchar nada, ni siquiera lo que él me está diciendo, solamente veo sus labios moverse. Intento decirle algo, pero no soy capaz ni de escuchar mi propia voz. Lo último que veo antes de desmayarme son los ojos azules de Luke preocupados por mí.

-Deberíamos llevarla a un hospital.-le digo a Caden mientras nos bajamos del coche de Connor. El coche de Cali es el que hemos utilizado para ir a la tienda de música y también se ha visto metido en las explosiones que han tenido lugar hace una media hora escasa. Ni siquiera sabemos cómo han ocurrido, ahora solamente centramos nuestra concentración en Cali. Está desmayada, y de su oído izquierdo sale sangre, al igual que de su nariz. Tiene cristales por las piernas y las manos, y en su frente tiene un buen cardenal negro.
Aubery va detrás de mí y cuando pasa a mi lado me agarra la mano. Tenemos que darnos prisa y ella es la única que puede ayudarla, pero aún se siente aturdida por el ruido.
El ruido. Lo puedo describir al dedillo, estábamos tan tranquilos (más o menos cuando ha saltado el estruendo, ni siquiera yo he sido capaz de escucharlo y eso que tengo un poder de agudeza impresionante. Es como si hubiese salido de la nada, como… como si hubiese sido echo en ese momento, no por una bomba de explosión, sino por una bruja.
-¿Al hospital cuando me tenéis a mí aquí?-dice Aubery.
-Tú estás casi igual que ella Aubery, no tienes que forzarte.
Aubery niega con la cabeza mientras subimos al ascensor.
-Tengo que ayudarla.-hace un gesto con la mano para que nadie lo discuta, incluso Nate se calla-. ¿Quién habrá podido hacer esto, qué clase de brujo puede hacer estallar las cosas?
Ella también sabe que no ha sido una persona sino un brujo, y tiene que ser de los grandes. 

Me despierto de nuevo en el bosque y con el mismo traje que la última vez. En estos momentos me encuentro al lado del río, con una de mis manos tocando la fría agua. Me pongo en pie despacio mientras el viento sopla y las copas de los árboles se mueven despacio y después más rápido. A mi alrededor se forma un remolino de hijas verdes y amarillas y mi pelo se empieza a levantar también. Me pongo las manos sobre los ojos a modo de protección hasta que cesa lentamente para que después vuelva a salir el sol.
-¿No has visto que nos necesitas pequeña?-la voz de una de las sombras me llega a los oídos como un martillo.
Me tapo las orejas para intentar que el sonido chirriante de su voz me haga más daño y empiezo a buscar a la sombra. Viene volando como el viento y se deposita en el medio del espacio de hierba, a unos cincuenta metros de mí. Miro en busca de las otras pero no aparecen.
-No os necesito a ninguna.-le espeto desafiante-.Sé controlarme muy bien sin ayuda de nadie.
-¿Por eso has creado una explosión  casi le arrebatas la vida a la gente que te está ayudando? Tú ya sabes que no puedes morir, no por el momento porque eso es lo que hace el espíritu del fuego, pero ¿y tus amigos, correrán la misma suerte? Puede que sean ellos los que mueran intentando ayudarte.
-¿Es eso una amenaza?
Me cruzo de brazos porque empiezan a temblarme las manos y así ella no lo notará. Se acerca a paso lento y después va más y más deprisa hasta quedar a pocos metros de mí.
-Te estoy avisando.-su respiración me pone nerviosa e intento mirar hacia otro lado que no sean esos ojos grises que antes fueron de una muchacha de pelos castaños-.Tú puedes parar todo esto, ¿por qué no hacerlo?
-¿Por qué no hacerlo? Vosotras mataréis a millones de personas solamente por placer.
La sombra levanta su mano con intención de abofetearme, pero se queda parada a mitad de camino y de su brazo sale humo negro, como si en realidad no estuviese aquí. Sigue siendo un fantasma después de todo.
-No es por placer, sino por venganza. Ellos nos quemaron una vez, quizás sea gracioso ver cómo mueren con las manos que un día les ayudaron.
-¿Sabéis que no estamos en esa época, verdad? Esta gente de ahora no tiene la culpa de nada de lo que os hicieron hace… muchos años.
La sombra empieza a reírse y se eleva unos metros.
-Sus hijos, sus nietos... me da igual de qué generación sean, pequeña. Los humanos siempre son los mismos: destructivos y siempre queriendo tener la razón. Los humanos son despreciablemente orgullosos y no dejan que haya razas superiores a ellos. ¿Qué crees que harían sabiendo que intentas ayudarlos? Solo intentar asesinarte. Sois estúpidos.
El viento vuelve a alzarse cuando la sombra se marcha y yo sigo en el mismo sitio cuando la escena parece cambiar, ahora es de noche y la luna llena se alza en lo alto del claro.
Escucho unos ruidos y los dos muchachos que antes se estaban besando están corriendo. La chica pelirroja tiene el pelo suelto y lleno de hojas, con la cara y el camisón manchado de barro y el muchacho está igual que ella pero de su brazo sale sangre roja.
La chica se cae al suelo
-Tenemos que volver, mis amigas…
-Están muerta. Quemadas en la hoguera como su familia y la tuya, ¿de verdad quieres volver y que te quemen a ti también? Sabes qué es lo que pasa cuando una bruja se quema Anais, es mejor que salgamos de aquí.
-Pero mis amigas, yo…
El muchacho coge a Anais por alto, poniéndole una mano en la espalda y otra detrás de las rodillas para apoyarla sobre su pecho y comenzar a andar. Mientras yo me quedo quieta, incapaz de moverme.
Huele a quemado y en el cielo se puede ver humo completamente negro a nuestra derecha. Millones de voces se acercan.
-Ellas querían que estuvieses con vida.-le dice el muchacho mientras empieza a andar más rápidamente.
-¿Quién habrá podido hacer esto, por qué nos hacen esto mientras solo queremos ayudar?
-Eso es lo que hacen los humanos, cuando ven que algo es mejor que ellos no cesan hasta exterminarlo.
Noto como me voy quedando sin aire, no sé si es porque me estoy despertando, muriéndome o simplemente es el sentimiento de culpabilidad de haber intentado matar a mis amigos con una explosión. Se abre un agujero debajo de mis pies y caigo,  y esta vez no hay nadie para ayudarme. 

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