domingo, 23 de marzo de 2014

Capítulo 7

-¡Connor ve más deprisa! El equipo contrario no será tan lento en nuestro último encuentro. ¡Nos estamos jugando la final!
Me tapo los oídos cuando el entrenador sopla su silbato de nuevo. Me ha tocado sentarme a su lado para hacer fotos del equipo corriendo de un lado a otro persiguiendo y machacando al chico que tiene la pelota. A los únicos que no son capaces de alcanzar son a Nate y a Luke, que se escapan de todos propinándoles golpes en el estómago. Capturo una foto de Nate derribando a un muchacho enclenque y diminuto, casi como un llavero.
-¡Nate, como no pares te vas al banquillo!
-Sí entrenador.
Me pongo de pie sobre el banquillo temblando de arriba abajo, hoy hace un frío que te mueres, literalmente. Llevo puesto una ropa completamente de invierno: guantes, jersey negro, vaqueros, abrigo, bufanda y las botas. También tengo un gorro para que el pelo no se me revolotee por el viento que hace. Por lo menos no se ha puesto a llover.
Hago otra foto, esta vez de Eric cogiendo la pelota. La cámara de fotos es del periódico y me la dio Sam el viernes antes de que sonara el timbre. Es muy buena, del tipo de un fotógrafo profesional. 
Después de hacer esa foto hago más a boleo, cogiendo todo lo que puedo, más tarde las meteré en el ordenador y escogeré las mejores.
-¡Señorita Berry bájese de ahí!-el entrenador me mira y empieza a hacer espavientos-.No he dejado que vengas para escalabrarte; solo para hacer fotos del equipo.
-Sí entrenador.
Vuelvo con los pies al suelo mientras el equipo de Nate (el contrario del de Eric y el mismo que Luke y Connor) marca otro punto, van diez siete lo que parece cabrear un poco al capitán del equipo que no para de gritar y dar empujones a todo el mundo.
-¡PASÁRMELA SOLO A MÍ!-grita en esos momentos. Le hago otra fotografía y vuelvo a ponerme la cámara colgada al cuello.
-¿Qué es lo que haces exactamente?-me pregunta el entrenador.
-Hago fotos. Del equipo para el artículo del equipo.-le informo, asintiendo con la cabeza. Me humedezco los labios y me atrevo a preguntarle-: ¿Cómo vamos exactamente?
El entrenador deja el silbato colgado de su cuello y me mira con sus ojos castaños.
-Bien.-me responde-.Bastante bien. ¡Solo si Nate deja de matarme a los otros jugadores! ¿Qué hace señor Hayes? ¡La pelota está por el otro lado!
Connor parece muy perdido en el terreno de juego, sobretodo porque todas las pelotas que le pasan es porque se han caído al suelo. El pobre no se atreve a cogerla por si alguien se tira encima de él. Miro detrás de él, justo cuando una sombra me mira con los ojos verdes tan siniestros. Me pongo a temblar y no es por culpa del viento. Quiero seguirla, ver a dónde quiere llevarme. Solo quiero saber por qué siguen acechándome.
El entrenador pita con el silbato y casi me caigo de la impresión, tapándome las orejas.
-¡Todo el mundo a las gradas para que os hagan la foto!-grita haciendo un gesto con las manos. Todo el mundo de las gradas se aparta corriendo antes de que el equipo se abalance sobre ellos.
Cuando se han colocado al fin capturo muchas fotos, como unas diez para ver cuál es la mejor de todas, solo por si acaso. Después de terminar todo el mundo se dispersa y se van a los vestuarios, algunos triunfantes y otros cabizbajos. ¿Qué más les da? Al fin y al cabo son del mismo equipo. Vuelvo a mirar a la sombra que parece aburrida de mirarme y me hace un gesto para que la siga.
Niego con la cabeza y le doy la espalda para sacarme el teléfono del bolsillo y enviarle un mensaje a Elena para que me venga a buscar.
-¿Cansada?-la voz de Eric hace que me asuste y casi se me cae el móvil de las manos-.Espero que me hayas sacado muchas fotos.
-¿Qué más da? Es solo un artículo, como mucho cabrán tres fotos.
Eric niega con la cabeza y se pasa la toalla por el pelo húmedo (no sé si de sudor o porque se ha echado agua) y después me sonríe.
-El periódico del instituto tiene cuatro páginas, así que serán doce fotos como mucho ¿no?
-De acuerdo.-murmuro, enredando con un hilito suelto de mi bufanda-.Tengo que irme ya, nos vemos.
Empiezo a caminar hacia la puerta.
-¡Eso espero!-me grita Eric con un tono de ironía en su voz.
Niego con la cabeza y entro en el instituto de nuevo, en donde muchos chicos están hablando del entrenamiento de hoy. Intento pasar entre ellos pero un muchacho alto y muy ancho de espaldas me tapa e paso. Es moreno y con ojos castaños oscuros. Va vestido con el uniforme y chorrea sudor.
-¿A quién tenemos aquí?-extiende una mano para tocarme pero me echo hacia atrás e inmediato. Todo el mundo se ríe del muchacho y él los fulmina con la mirada-. ¿De qué os reís idiotas? ¿Y tú, cómo te llamas?
No le contesto. Intento volver a pasar por otro lado pero su brazo me rodea la cintura y me echa hacia atrás.
-¿A dónde vas?
-¿No puedes dejar de hacer preguntas?-le encaro.
-Roger, la gatita tiene dientes. Ten cuidado.-se burla uno de sus amigos apoyado en la pared.
Lo miro de reojo.
-Es garras. Y sí, ahora déjame pasar.
Roger niega con la cabeza y se acerca más a mí. Este muchacho apesta a muerto. Dios, que asco. Intento apartarme pero él es más rápido que yo y me agarra por el brazo para acercarme más a él.
-Te divertirás mucho.-me susurra en el oído-.Ya lo verás…
Su voz se ve apagada cuando se cae al suelo soltándome de su agarre. Delante de mí ahora tengo a Nate, que está vestido con ropa normal y con el pelo negro chorreando agua. Se acerca a mí y me aleja apresuradamente antes de que Roger se levante del suelo.
-¿Estás bien? Roger es un imbécil.
Nos paramos en las escaleras del pasillo principal. Miro a ambos lados y todo está tranquilo salvo por nosotros dos.
Asiento con la cabeza. Me sorprende que haya hecho eso. Cuando lo miro el aura de color naranja ahora es más fuerte y hace ondas a su alrededor.
-Muchas gracias-jadeo-, pero podrías habértelo ahorrado. Podía con ello yo sola.
Nate arquea una ceja.
-Ya, por eso te tenía agarrada por todos los lados ¿verdad?
Se escuchan otras voces y aparecen Connor y Luke, este último con una bolsa de tela colgada al hombro. Cuando nos ven se quedan callados y parados, como si no se lo esperaban.
-¿De qué habláis?-pregunta Connor.
-De las fotos que ha hecho hoy Cali.-miente Nate-.Son muy buenas.
Luke me mira.
-¿Es eso cierto? Porque yo quiero saber si me las has hecho, por lo general no me gusta que la gente me fotografíe. Pero si eres tú te dejo.
Intento ignorar el comentario y miro al suelo incómoda.
-Bueno, tengo que irme.
-Déjame llevarte a casa.-me dice Luke.
Niego con la cabeza.
-Vienen a buscarme.-señalo la puerta-; Elena.
Me vibra el bolsillo; es el móvil. Lo cojo y leo el mensaje de Elena:
No puedo ir a buscarte. Viendo sitios para la boda. Lo siento.
Te quiero.
-Parece que alguien se tiene que ir andando.-bromea Luke, pasando por mi lado y ojeando la pantalla de mi móvil.
Lo fulmino con la mirada mientras me guardo el teléfono.
-Nosotros nos marchamos ya.-dice Connor-.Tememos que ir a hacer el trabajo de recuperación de física.
Cuando Connor y Nate se marchan nos quedamos Luke y yo solos en el pasillo. La verdad es que le estoy cogiendo manía a esta zona concreta, siempre me pasa algo aquí.
-Bueno…-digo-.Creo que me voy ya.
-¿No quieres que te lleve a casa?
Niego con la cabeza.
-Me suena muy arriesgado contigo al volante.
Luke sonríe de lado.
-Por eso no eres mi tipo.
-¿Perdona?-le pregunto casi gritando.
Luke asiente con la cabeza y me mira cansado.
-Además de gustarme las altas, me gustan las valientes; no las renacuajos.
Intento parecer ofendida, pero me sale una voz extraña;
-De acuerdo entonces, no me preocuparé de intentar impresionarte. Además, yo soy valiente.
-Si lo fueras aceptarías venir conmigo en el coche.
Me canteo para dejar de mirarlo; no quiero hablar con un niño pequeño además de que hablar con Luke es como darte de golpes con una pared: no sacas nada bueno de ello. Cierro la puerta del instituto detrás de mí y empiezo a caminar hacia casa, sí está lejos pero es mejor que ir en coche con Luke.
Cuando voy caminando por la calle noto que el frío se me mete por las venas como si me lo hubiesen inyectado. Me abrazo al instante sabiendo que el frío no es físico sino psicológico.

Al llegar a casa es verdad que no había nadie, pero sí había comida sobre la mesa. Después de calentarla y comérmela, subo corriendo las escaleras y me encierro en mi cuarto con un portazo y echando el cerrojo por si a mí queridísima amiga le da por seguir el interrogatorio.  Me meto en la ducha y echo la ropa al cesto la ropa sucia. Es casi como una salvación porque estaba tan helada que ni lo notaba, dejo que me caiga el agua por todo el cuerpo y cuando termino me arropo con una toalla blanca. Empiezo a peinarme el pelo mojado con el cepillo mientras me miro en el espejo.
Escucho el crujido de la madera y me pongo tensa. No me lo pienso dos veces y cojo el secador de pelo. La verdad es que no sé qué puedo hacer con él o si tengo que hacer algo porque con lo tensa que estoy últimamente puede que solo sea mi imaginación. Pongo la mano que no sujeta el secador y abro la puerta de un solo movimiento.
No hay nadie. Solo ha sido la ventana al abrirse y las cortinas están bailando por el viento que hace fuera. Corro hacia ella para cerrarla dejando el secador sobre la cama. Me cuesta creer que se haya podido abrir porque hasta a mí me cuesta cerrarla. Con un último empujón hacia abajo la cierro con un crujido como el que escuché antes.
Suelto un suspiro y me echo sobre la cama extendiendo los brazos hacia atrás. Cuando lo hago, toco algo que cruje sobre mi mano: un papel. Cuando lo cojo y lo extiendo delante de mí, me doy cuenta de que es un lobo aullando a la luna sobre una colina. Es un dibujo muy bien hecho y me suena de haberlo visto antes. Lo dejo sobre mi mesilla y me pongo el pijama, después me acuesto en la cama y me quedo dormida.
-¿Sabes cuál es esa extraña sensación de estar perseguido todo el rato?-me pregunta una voz metálica, debajo de ella tiene un crujido constante, como si estuviese dentro de una radio. Sé que es un sueño porque si no lo fuera, podría despertarme y gritar cuando una mano me toca la mejilla. Sus dedos son fríos y rugosos.
-Claro que tienes que saberlo, tienes mucho peso sobre ti: tus padres, las sombras… yo mismo…
Escucho como se pasea por mi cuarto a sus anchas y toquetea todas las cosas, como si fuese su propia casa.
-Esa sensación la sé yo también.-me dice riéndose-.Míranos: alamas gemelas. No, yo sé que puedo revertirlo. Sé en que bando estar Cali, no como tú. La primera, solo tengo que esperar a la primera… ¿Sabes que es lo único que nos diferencia? Que yo pisaría a cualquiera para salvarme, pero tú los apartas para salvarse. ¡Eres una estúpida Cali, no lo sabes cuánto! Ahora te dejo dormir.
Noto como sus pasos se acercan a mí, me besa la frente con unos labios igual de fríos que sus dedos y poco después se cierra la puerta de mi cuarto con un crujido.

2 comentarios:

  1. JAJAJAJAAJ espera y verás lo que tengo preparado para después *insertar risa malvada aquí* xDD

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