Después de que la conversación tan extraña con mi tío
me alterase, no me lo pensé más y cogía las llaves de mi coche que estaban al
lado del móvil para salir corriendo del edificio. Por suerte sé dónde estaba; en el centro de la ciudad en donde fuimos el primer día a comer en un chino de
la zona. No me sería difícil volver a casa.
Durante el camino de miradas hacia atrás por si
alguien me perseguía (que así era. Los demás eran tan rápidos que prácticamente
sabían que iba a salir huyendo) también pensé en todo lo que me han dicho. Soy
una bruja, de acuerdo, esa parte puede ser medio creíble por la parte de que
las sombras quieren matarme y todo eso, pero eso de que haya hombres lobo y
vampiros ya cambia las cosas. Nunca en mi vida me había planteado si quería
tener una vida como todas las protagonistas se las sagas que tratan de cosas
sobrenaturales, ellas pierden a muchas personas además de vivir más cosas malas
que buenas.
Por otro lado esto compensa lo demás porque significa
que no estoy loca (aunque lo prefiera), porque ya sé todas las cosas que me han
estado rondando desde que vine a esta extraña ciudad. Es por las sombras, ellas
han estado acosándome todo el rato sí, pero ya entiendo el por qué más o menos,
porque en realidad solo conozco la mitad de lo sucedido.
Aparco de cualquier manera en la acera, casi dentro de
nuestro jardín y salgo del coche dando traspiés por intentar mantenerme
estable. Mi tío está en peligro, eso es en lo único que tengo que pensar. Tengo
que conseguir saber cómo salvarlo, si es que ahora es posible.
Entro en casa, la puerta está medio sacada de sus
goznes y el interior, sin embargo, parece todo estable pero oscuro. Enciendo la
luz y me encuentro con que todo está caído y hecho añicos. No hay nada en el
salón que no esté destruido o roído y lo mismo digo de todas las demás salas.
-¿Chris?-grito en medio de la histeria-. ¿Dónde estás?
Escucho unos golpes procedentes del sótano. ¿No podría
estar en otro lugar? El sótano es la cosa más deprimente que puede haber
existido en esta casa.
De todas maneras me acerco y pongo la mano sobre el
pomo, con un giro despacio y lento de muñeca, abro la puerta y Chris cae
redondo al suelo. Parece estar bien a simple vista, quitando que tiene un
intenso cardenal sobre la frente y que de su nariz sale sangre.
-Me alegro que hayas venido.-me dice Chris desde el
suelo. No se levanta para mirarme-.Ahora, te agradecería que me ayudaras a
levantarme, mis piernas no responden.
-Es como un sueño, recuerdo esto vagamente.-nos
informa Chris sentado en lo que antes era un sofá. Me acerco a él con un trozo
de hielo envuelto en una toalla para intentar evitar que de su frente salga un
moratón, pero Aubery ya está ahí para quitarle las heridas. Desde fuera todo
parece menos creíble.
Tiro el hielo al suelo; total, esto ya está destruido.
-Tendrá que recordar para ayudarnos a saber qué ha
ocurrido.-le insiste amablemente Caden, que está también sentado en la mesa de
café, que parece ser lo único que ha sobrevivido.
-Un momento ¿y Elena?-pregunto, dándome cuenta de su
ausencia.
Chris niega con la cabeza y en sus ojos puedo
distinguir una pizca de tristeza, como si tuviese ganas de llorar. Me acerco a
él cuando Aubery se aparta después de realizar un buen trabajo y abrazo a
Chris.
-Lo siento.
-No lo sientas.-me dice-.No hasta saber toda la
historia.
Me separo de él para poderle observar más
detenidamente. Su pelo está alborotado, y eso nadie lo puede arreglar.
Miro a los demás y ellos se encogen de hombros. Luke
me devuelve la mirada cuando me paro en él un segundo más que en los demás.
-Cuando éramos pequeños no sabía en qué andaba metido
nuestro padre. Sí, tu abuelo Cali, un bueno hombre si quitamos la vida secreta
que tenía. Vivíamos con él la mayor parte del tiempo, ya que tus abuelos se
separaron por razones que no entendíamos mucho, mi madre no paraba de decir que
eran asuntos de mayores que entenderíamos cuando lo fuéramos. Yo era el mayor,
tenía que proteger a Adam de sus discusiones constantes y de las burlas de
nuestros compañeros de clase, pero él parecía ser el que me defendía a mí.
>>Cuando cumplí los dieciséis años mi padre me
regaló un cuchillo, pensé que estaba de broma pero él me sonrió y me dijo que
por fin me podría entender por qué mi madre lo había dejado. Sí, fue ella la
que lo dejó. Al principio pensé que era porque le había sido infiel o peor, que
había matado a alguien. Ese cuchillo dejaba mucho que desear. Por entonces tu
padre tendría los trece años.
-De acuerdo, una buena historia ¿qué sacamos de todo
esto?-le pregunto jugueteando nerviosa con un trozo de madera suelta.
Chris me hace un gesto para que me calle y mis
mejillas se tiñes de rojo.
-En fin, mi padre me dijo que su trabajo no era
camionero sino que se encargaba de matar a vampiro, hombres lobos y brujos si
así lo indicaban las leyes, no siempre se hace así sino que era como un policía
del submundo. No le creí, nadie en su sano juicio lo haría.-me dice casi en una
risa amarga. Esto me hace recordar hace un momento, cuando me han estado
contando todo esto.
>>Después de que intentara explicármelo de nuevo
cogí mi petate y fui a casa, a mi casa. Allí estaba tu padre jugando con los
camiones que tanto le gustaban y mi madre estaba viendo las telenovelas tan
aburridas de las cuatro. Lo que no le grité a mi padre se lo grité a ella.
>>Pasaron los días y mi padre no paraba de hacer
llamadas que nunca fueron respondidas, no por mi parte. No quería que Adam se
enterara de ese secreto familiar, no quería que pensara que estábamos locos, no
después de todo lo que habíamos pasado de pequeños. Mi madre no paraba de decir
que había hecho lo correcto en no aceptar trabajar para mi padre. Después de eso
conseguí un trabajo como ayudante de cristalero en la ciudad, y te pagaban bien
además de dejarte un piso. Me mudé allí y dejé de hablarme con todos excepto
con mi hermano.
Chris hace una pausa para recobrar el aire. Nosotros
mientras nos quedamos quietos como estatuas.
-Cuando cumplí los dieciocho fui a casa a buscar a
Adam por si quería venirse a vivir conmigo, él ya tenía quince y solo faltaba
un año para que mi padre le contase todo, no podía permitirlo. Me dijo que si
estaba loco, después de irme de casa y no hablarles en casi dos años. Me echó a
patadas. Pasó un año hasta que no vino a mi casa a altas horas de la noche
buscando un hombro en el que llorar.
>>Por ese momento estaba conociendo a una
muchacha llamada Anissa Robinson de la cual no paraba de hablar, según él era
magnífica. Me dijo que si me había ido de casa por eso razón, por lo del
secreto, no pude mentirle. Había hecho todo lo posible por intentar razonar con
él, pero en esos momentos ya no era más un niño pequeño, era un adulto como me
había dicho a mí mi padre. Se quedó a vivir conmigo lo que creo que fueron
meses, hasta que un día llegó una noticia a nuestra casa, nuestros padres
habían sido asesinados por una banda de vampiros que se habían enfadado con mi
padre por haber matado a uno de sus miembros. ¿Y sabéis qué? Que casi ni me
entristecí por ello, casi me alegré. Pero Adam no pensó lo mismo.
>>Entonces, después del entierro me dijo que él
se haría cargo de todo, ¡un muchacho de dieciséis años! Y así fue, lo hizo. No
supe a qué se refería, pensé que trataría con las cosas de nuestros padres,
pero después me enteré que fue por ahí matando a todos y cada uno de los
vampiros tras haber incumplido las normas. ¿Sabéis cómo se inicia un cazador?
Es casi como los vampiros, no puedes serlo hasta que no matas a tu primera
víctima, él mató a diez. Me enfadé mucho con él, pero dijo que sabía que no me
haría gracia y que se marchaba a vivir él solo. Decidí abandonar la ciudad,
había terminado el instituto, necesitaba un aire nuevo, por suerte me
recomendaron en otra empresa de cristales donde empecé a trabajar con
diecinueve años, no le dije nada a Adam porque me sería imposible dejarlo
atrás.
>>Vivía muy bien, la verdad. No me até con nadie
y casi no tenía tiempo para pensarlo entre el trabajo y el descanso. Muchos
años después alguien toca la puerta de mi casa y era Adam, con muchos años más,
como unos veinticinco. Me dijo que había sido tío y que tenía una cuñada
llamada Anissa. Me enseñó fotos de una niña pelirroja y con unos ojos más negro
que el propio color, era bellísima.
>>Lo que no me esperaba era lo que venía
después. Resulta que se había casado con una mujer bruja cuyo poder era la
telequinesia o algo así, esa parte no la entendí, resulta que tú, Cali, también
estabas dando los indicios de ser una de ella y lo peor de todo, una de las más
importantes: dentro de ti se encontraba el espíritu del fuego. Me explicó que
era muy extraño porque esa cosa se había escondido para no ser nunca encontrado
por sus hermanas o algo así. Después de eso lo eché de mi casa, no quería que
volviese a buscarme jamás. Había pasado mucho tiempo olvidando las cosas, no
quería involucrarme jamás en ese mundo.
>>Siete años después me llaman por teléfono
diciéndome que mi hermano y su esposa están muertos y que ahora soy responsable
de una niña llamada Calina Berry. Me hice cargo de ti porque me parecía lo
correcto, no porque te tuviera afecto, pensé que por suerte tú no fuese nada de
ello al fin y al cabo. Así era, resulta que después del accidente perdiste un
poco la memoria, provisionalmente. Los médicos no me quisieron decir sí eran
importantes, pero que eso volvería tarde o temprano porque no fue mucho daño.
Lo demás lo sabes Cali, solamente que a medias.
>>Conocí a Elena tres años después cuando salía
del trabajo. Después ha sido como mi otra mano, ella me devolvió la vida
después de haber perdido a toda mi familia. Era feliz contigo, no me
malinterpretes-se adelanta a decir, yo no lo dudo-.Pero ese hueco no lo podrías
ni haber llenado tú. Le conté casi todo después de unos años, pero en otra
versión. Ella me dijo que sería bueno volver a esta ciudad, pero lo dejamos por
un tiempo. Después surgió tu accidente y entonces encloquecí, no quería vivir
eso de nuevo, no otra vez. Sería mejor empezar otra vez de nuevo. Elena me
propuso volver más de mil veces ese día y al final, de cansancio acerté. Ahora
estoy aquí sentado contándote esto porque no me acuerdo muy bien lo que ocurrió
anoche.
-Pues será mejor que lo haga, señor Berry.-le dice
Nate-.Porque es cuestión de vida o muerte. De muchas muertes.
Chris suspira. A medida que ha ido contando la
historia, han aparecido bajo sus ojos unas sombras que antes no había.
-Dudaba de si era verdad o no.-nos dice, tomando la
palabra de nuevo-.No quería pensarlo porque me iba a casar, no quería que la
vida me diese un golpe en el estómago de nuevo.
-¿A qué te refieres con otro golpe?-le pregunto
acercándome a él despacio y poniéndole una mano en la rodilla.
Sus ojos ahora están llorosos.
-Cuando le dije que ibas a pasar la noche con tus
amigos ella se puso histérica y empezó a murmurar cosas como: no puede ser. Me
van a matar y será mejor que me marche. Antes le había visto hacer cosas muy
extrañas, pero no pensé que ella fuera una bruja.
>>Pocos minutos después, todas las ventanas y
puertas de esta casa se abrieron por culpa del viento y tres sombras
aparecieron entre rayos y truenos. Era como en las películas, pero esto es
cierto. Me encerraron en el sótano llamándome idiota y Elena no hizo nada por
ayudarme, sino que salió corriendo despavorida de aquí. Calló sobre mí toda la
bronca.
Si antes estaba llorando. Ahora aún más. Que Chris me
cuente esto, que parece ser el típico tío que no se cree nada de la misa a la
media, me hace darme cuenta de que todo es verdad.
Me dejo caer en el suelo sin importarme nada de lo que
pueda clavarme. Mi vista está fija en el suelo y no escucho más que el silencio
por más de cinco minutos. Es el teléfono móvil de nuevo el que interrumpe todo.
-¿Calina? Genial, por fin consigo dar con tu número de
nuevo.-Sam suelta un suspiro-.A las siete y media empieza la fiesta en honor a
Alisson, te espero allí la primera. No espero un no y si no vienes, te
enterarás de lo que es bueno.
Me cuelga antes de que pueda decirle nada más. Genial,
además de enfrentarme a todo esto, tengo que ir a una fiesta esta tarde, como
si esto fuera a subirme el ánimo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario