martes, 22 de abril de 2014

Capítulo 20

Después de lo sucedido en la fiesta anoche, no pude hablar nada más, sentía como a cada palabra me ahogaba. No he hablado tampoco más que nada por no tenerles que contar lo sucedido con Elena, pero sé que lo sospechan.
Hubo algo de la conversación que tuve con ella que me sigue poniendo los pelos de punta sobre la quemazón de mi piel, que es que ella teme de alguien que no son ni las sombras ni de mí, pues ha estado viviendo conmigo casi siete años. Ella teme de alguien que no sé si es más poderoso que yo o que las sombras, pero algo ejerce sobre ella. Hago nota mental sobre ello pero me lo guardo para mí misma porque contarlo puede que resulte una tontería, no estamos para acertijos ahora, y menos cuando se acerca la luna llena y yo estoy en peligro.
Estoy en mi cuarto, haciendo la maleta porque no puedo vivir más aquí. Todo ha sido destruido, algunas cosas más y otras menos, pero todo está en ruinas. Estoy recogiendo más o menos lo que voy a necesitar. Desde que me enteré de todo esto (más o menos cuarenta y ocho horas) noto que no soy la misma que antes, quitando todo eso de que ahora noto como me quema la pie constantemente, ahora me siento menos vulnerable y más decidida. No sé si quiero vivir con esto encima, pero sí que no voy a dejar que nadie muera por mí, por eso le dije anoche a Chris que debería marcharse de esta ciudad. En parte también gracias a Elena.
Alguien llama  a la puerta tres veces y Chris asoma la cabeza por el hueco de esta. Tiene unas ojeras impresionantes bajo sus ojos, aunque comparadas con las mías cualquieras son pequeñas. Va vestido diferente; con una camiseta a cuadros verdes y unos vaqueros. Cuando le dije que se marchara no lo asumió muy bien y se encerró en su cuarto, pude escuchar cómo daba vueltas y más vueltas desde lo que antes era nuestro salón. Sí, me he pasado toda la noche en vela.
-Venía a pedirte perdón por lo de anoche.-susurra como si creyese que alguien nos observase. Sé lo que se siente, yo llevo con eso casi más de un mes-.No debí comportarme de tal manera.
Hago un gesto sin importancia con la mano.
-No importa, es agua pasada.-lo miro a los ojos-. ¿Te lo has pensado?
Chris asiente con la cabeza y se acerca a mí para agarrarme las manos. Me echo hacia atrás, desde ayer no espero que nadie más vuelva a tocarme.
-¿Es por esto por lo que quieres que me marche, porque temes hacerme daño? Cali, he sobrevivido a cosas peores.
-Tú solamente las has escuchado hablar, no las has visto de cerca. Chris yo… no viste cómo salía el fuego de mí, era horroroso.
-Pero estás aquí y ya no sale más.-me dice observando mis manos.
Niego con la cabeza y me pongo a recoger la ropa de cualquier manera. A mis pies tengo la maleta que antes estaba guardada debajo de mi cama, esperaba que no la tuviese que sacar más de ahí, pero esto se vuelve a repetir.
-Quiero que te marches porque si no te hago daño yo, te lo harán las sombras. No las vistes aquella noche, estaban deseando que las ayudase y harán cualquier cosa.-trago saliva y lo miro a los ojos castaños-.Si te marchas no tendrán nada con lo que amenazarme hasta que descubramos cómo matarlas.
Chris parece no escucharme.
-No. ¿Quién cuidará de ti?
-Por eso no te preocupes, la gente que me toca ahora sale corriendo porque les quemo.-mi voz suena ausente-.Ya he hecho mucho daño a la gente a la que quiero, no me obligues a hacértelo a ti también.
Chris sonríe a medias.
-¿Sabes? Pensé que nunca tendríamos esta conversación. ¡Qué tiempos!-hace una pausa porque ve que no soy capaz de sonreírle-.Dímelo, sé que hablaste con Elena.
Eso me coge desprevenida. Después de todo, Chris no parece ignorarme tanto como creía.
-Teme de algo, o de alguien. Se ha marchado por eso y dice que no es la mala, pero no estoy tan segura de ello.-miro hacia la ventana, dándome cuenta de una cosa, como que todos los mensajes no podrían haberlos mandado unas sombras que no saben ni siquiera qué es un móvil porque murieron hace mucho o tampoco podrían haberme metido unas fotos en el ordenador. Eso significa…
…que alguien está ayudando a las sombras y que tiene que ser alguien que está vivo y conoce hasta mi contraseña del portátil. Alguien como Elena, y al no haber cumplido su misión de mantener todo esto en secreto y ayudar a las sombras a meterme en la cabeza que tengo que ayudarlas, se ha marchado para que a ella no la maten. Después de todo, me ha vuelto a mentir. Y yo casi me creo que hay otra persona detrás de todo esto.
Es ella; es Elena ¿quién sino? Decido no contárselo a Chris por miedo de que no se quiera ir al final, parece casi convencido y ahora más que nunca necesito que se marche, él está en peligro y no quiero que resulte herido por mi culpa.
Chris pone cara de comprender mis pensamientos.
-¿Estás segura de que quieres que me marche?
Asiento despacio, aunque me veo incapaz de mirarlo a los ojos. Tengo ganas de llorar, de impotencia y de miedo. He estado viviendo con el enemigo.
-Lo comprendes ¿verdad?-le pregunto a media voz. Sigo sin mirarlo a los ojos y él no hace nada para que así sea.
-Sí…-Chris suspira-.No tienes que darme explicaciones, pero prométeme que me llamarás.
-Claro, te llamaré todos los días.
Cuando Chris hubo hecho unas llamadas a unos amigos que tenía en un pueblo cercano de aquí, le ayudé a hacer las maletas sin preocuparme que abajo estuviesen todos los demás esperándome. No he bajado en todo el día, ni siquiera a desayunar, no me siento cansada sino más enérgica que nunca. Creo que se debe al café que Chris me ha subido.
-Es un amigo mío, se mudó al pueblo más cercano por negocios… dice que puede darme empleo y alojarme en su casa hasta que encuentre piso. Va a ser extraño quedarme en una casa sin muebles pero…
-Lo siento.
-No es tú culpa.
No le contesto, pero sé que sí lo es, es una extraña sensación de vacío en todo el cuerpo que no soy capaz de llenar. Me siento estúpida y dentro de poco, sola. Me da igual que vaya a vivir a casa de Aubery o de Connor o de Luke, no es lo mismo porque aunque me quieran proteger, no me conocen lo suficiente, no me voy a sentir a gusto.
Cuando bajamos las escaleras y Chris se sube en su coche, no le doy ningún abrazo o apretón de mano para despedirlo, no quiero tocarlo porque cada vez me estoy cabreando más conmigo misma y eso podría alterar mi “fuego interior”, es como lo voy a llamar de ahora en adelante.
El coche se mueve despacio y acelera cuando ya nada más que es un punto en la distancia. Ahora sí que estoy triste. Pero no puedo dejarme llevar, tengo que ir ahora mismo al salón.
Una vez allí dentro todos me observan detenidamente, como si estuviese loca por el descubrimiento que acabo de contarles.
-Eso no explica cómo volvieron las sombras.-añade Luke desde la chimenea llena de polvo. Su mano está bajo su barbilla, aunque no lo quiera admitir está que se cae de sueño. Como yo y como todos.
-En eso te equivocas.-estoy en el centro de la sala, incapaz de sentarme o no moverme-.Puede que encontrase algún libro de magia negra, eso existe ¿verdad? Las brujas no son todas buenas y hacen conjuros de esos que te convierten el pelo en serpiente.
Luke muestra una sonrisa cansada pero sigue sin estar de acuerdo. Aubery está en el suelo, con la cabeza dando golpes contra la pared como si intensase pensar en algo.
-No. Las brujas sabemos que todo ocurre por alguna razón ¿verdad? Pues entonces no existe ningún conjuro que reviva a los muertos.
-¿Estás segura al cien por cien?-inquiero mientras pongo los brazos en jarra. Siento como todos los músculos de mi cuerpo se van desmoronando a cada paso que doy.
-No pero…
-¿Y si Cali tiene razón?-Caden se levanta del sofá hecho añicos y parece tener una expresión de serenidad-.No todas sois así como vosotras, la muestra está en los espíritus.
Me inunda la alegría cuando él se pone de acuerdo conmigo. Miro satisfecha a la otra bruja de la sala que parece estar confusa.
-¿Y cómo saberlo? Hay millones de libros de hechicería.
Luke se acerca a su hermano y parecen tener el mismo pensamiento por un momento. Eso, o solamente se miran de una manera muy extraña.
-Bueno-dice Luke sonriendo-, tú deberías saber más que nadie que podemos recurrir a una mujer muy sabia.
Aubery se pone en pie tan deprisa que se tiene que apoyar en la pared para no caerse. Ha sido tan veloz que hasta yo me he mareado, además de pegar un salto del susto.
-¿Estás pensando en…? Estáis locos, muy locos.-Aubery traga saliva-.Llevo sin verla como tres años, no sé dónde vive.
Nate parece entrar en la conversación. De todos, él es el más callado y el que menos lata da, como si le molestase algo o simplemente como si fuese un mueble.
-Claro que lo sabes, solo que no quieres verla.
-Vaya, gracias Nate.-le espeta su novia enfurruñada.
Soy la única que no sabe de qué va esto. Connor tampoco es que tenga la pinta de saber a qué se refieren porque mira la escena con la boca entreabierta y los ojos adormilados.
-¿De quién habláis?
-De nadie.-ataja Aubery, dando la conversación por terminada.
Luke se cruza de brazos y alza una ceja.
-¿De nadie? Aubery, estamos hablando de tú hermana.
Aubery palidece de repente y creo que tiene ganas de vomitar. ¿Hermana? No lo sabía, la verdad es que no me he preguntado si quiera en dónde viven cada uno o con quién. Solamente sé que Luke y Caden viven alejado de su padre y que Connor vive con el suyo, pero ¿y Nate y Aubery? De ellos prácticamente sé sus nombres y que son seres sobrenaturales.
-¿Hermana?-pregunta Connor saltando del suelo-.No lo sabía, guau… ¿Y cómo es? ¿Qué poder tiene? ¿Por qué no sabía nada de ella?
Aubery suspira y por su cara, sabía que no quería que llegáramos a esta conversación.
-Porque está como un cencerro, se fue de casa hace como tres años y no he querido hablar de con o de ella porque no me parecía bien.
-¿Cómo un cencerro?-repito casi a gritos-.Pero ¿por qué, qué poder tiene?
-El de la visión.-dice a media voz-.Es algo parecido a una vidente, pero no todo el que posee ese poder es capaz de soportarlo. Muchos enloquecen porque pueden ver las desgracias o porque simplemente le parece que es el peor poder del mundo…
Sí, pienso, peor que no poder enfadarte con miedo de hacer que la gente se convierta en antorcha humana. De todas maneras me quedo muda, ¿hay gente que puede enloquecer por culpa de su poder? Eso no lo sabía.
-¿Te acuerdas de la mujer del club Neón? Ella tiene el mismo poder.
Me dejo caer en el suelo con la esperanza de no clavarme ninguna astilla. Esto debería recogerlo, pero total, me voy a ir de aquí lo antes posible si no es ahora mismo.
-Entonces ¿qué va a pasar ahora?-pregunto a media voz.
Aubery se pasa las manos por el pelo negro. Ninguno de ellos ha tenido oportunidad de cambiarse salvo yo porque han estado ocupados protegiéndome de las sombras, las cuales llevo cuarenta y ocho horas sin ver.
-Solamente vamos a poder ir muy pocos, ella no soporta las visitas

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